En este tipo de acoso se usa el mundo digital para hacer daño a la víctima de forma continuada a través de la red, móvil, videojuegos u otras tecnologías de este tipo. Para ello, la persona que acosa se vale de amenazas, intimidaciones, insultos, chantajes, humillaciones, vacíos digitales y daños en la reputación de las víctimas.
Algunas de las diferencias respecto al acoso físico son:
- El acoso digital se produce sin descanso, 24 horas al día los 7 días de la semana.
- La humillación se prolonga en el tiempo (vídeos, fotos, comentarios se quedan online durante mucho tiempo) y tiene un público mucho mayor.
- Muchas veces, el no saber quiénes son los acosadores enfatiza la vulnerabilidad y el sufrimiento de la víctima.
- El desconocimiento de las consecuencias legales de los actos de las personas acosadoras acentúa la sensación de poder sobre la víctima.
- Al darse a través de internet, es más difícil para el entorno de la víctima darse cuenta de lo que está pasando y puede tardar mucho más en ser detectado
Por todo ello, el acoso digital deja unas secuelas psicológicas mayores que el acoso físico, causa más confusión y sufrimiento y provoca un grado de ansiedad y angustia mucho mayor.
En la mayoría de los casos, la gravedad del acoso digital es media o alta, y se somatiza a través dolores de cabeza, estómago o enfermedad. También es común sufrir cambios de humor, trastornos del sueño y en la alimentación, depresión o aislamiento, y puede derivar en comportamientos autodestructivos: drogas, alcohol, relaciones tóxicas, autolesiones…
Casi la mitad de los agresores fueron amigos/as de la víctima.
Ante amenazas, intimidaciones, insultos, chantajes, humillaciones, daños de tu reputación…
Sobreexposición, haters, trolls, linchamiento, suplantación de identidad, reputación, seinformación....